Este factor es muy importante y a menudo se ignora por desconocimiento. Los archivos de imágenes tienen asignados un factor de calidad. Por ejemplo, para las imágenes en formato JPG la calidad puede ir de 0% al 100%.

Dependiendo de la calidad una imagen puede ocupar más o menos espacio en disco, y las diferencias pueden llegar a ser muy notables.
Lo que ocurre es que, a partir de determinado nivel de calidad, es muy difícil distinguir a simple vista la diferencia. Es por ello que lo recomendable será limitar la calidad hasta un nivel razonable. Por ejemplo, para un JPG podría bastar un 80% de calidad.
Esto lo vas a ver más claro con el siguiente ejemplo. La primera imagen tiene una calidad del 99% y en la segunda se ha optimizado su calidad.
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